Monday, August 07, 2006

LIBERTAD ...Y DIOS MIRABA

Londres, hará unos 17 años. Domingo, paseaba por Hyde Park, me gustaba ir a Speaker’s Corner y escuchar a los locuaces y muchos de ellos veraces discursos de los speakers. Para una joven española, pardilla y con los ojos abiertos para descubrir el mundo (no para comérselo) aquello resultaba fascinante.

Te encontrabas al profeta mesiánico con un cartel gigante colgado que anunciaba que pronto llegaría el fin de los tiempos, con la Biblia en la mano y recitando de memoria extractos del Apocalipsis o de San Juan. Veías a abuelos con sus insignias de guerra o con la boina de soldado inglés haciendo memoria de los discursos de Churchill durante la II Guerra Mundial... en fin, varios domingos alimentaron mi diversión y curiosidad.

Un día, sin saber cómo ni porqué recuerdo que debí replicar a alguno que estaba dando su discurso, no recuerdo el tema pero algo tenía que ver con Dios y con la Iglesia. El caso, es que cuando aún uno no conoce demasiado la palabra moderación, debí apasionarme y aún dándome vergüenza pronunciarme en voz alta delante de un buen número de gente, de repente me vi envuelta en un círculo rodeada de gente haciendo preguntas y yo tratando de responder.

Cuando acabó la genuina escena, yo asombrada de mi misma, me abrí paso y continué mi paseo dominical. En esto se me acerca un joven de mi edad, claramente veía que era asiático sin acertar bien de dónde. Comenzamos a hablar y me empezó a hacer preguntas sobre Cristo, yo le respondía como podía y le preguntaba sobre su religión, era musulmán. Mi gran sorpresa y lección aprendida fue descubrir lo mucho que él sabía y conocía sobre la vida de Cristo.

Amén de intentar convencerme sobre su religión, (hice yo lo mismo tratando de convencerle de la mía), no llegamos a ningún lado, salvo la de haber mantenido un verdadero y fructífero diálogo, lleno de apertura y libertad, eso ya fue mucho. La enseñanza magistral que me dio fue la de conocer por primera vez que no sólo era muy ignorante respecto a mi propia religión, sino que una persona de otra supiera y conociera más de la mía que yo misma, y prácticamente no saber nada de la suya salvo nociones básicas.



Roma, por entonces yo era más joven de lo que aún sigo siendo… hará unos 14 o 15 años y algo más cuajada que cuando anduve por Inglaterra. Atendía al frutero que venía semanalmente a dejar el pedido al centro de peregrinos. Durante un tiempo la cosa no pasaba de hola, adiós, dónde firmo, que tenga buen día. Supongo que era porque mi italiano era bastante chapucero. Un día comenzamos a hablar, que si de dónde es, que si tiene familia, que cuánto tiempo llevaba en Italia, etc… el buen hombre era musulmán. Encontrarte personas diferentes a ti y a tu mundo, para mi siempre es un aliciente, para conocer más, descubrir, intercambiar. Total, que al final la conversación fluyó más o menos así: (resumo lo principal que recuerdo que es lo que se queda en el corazón, no en la memoria).

Pregunta ¿pero tú practicas tu religión? Respuesta: pues no, la verdad que no.
Pregunta ¿pero crees en Alá? Respuesta: sí claro, como tu crees en tu Dios, para mí es el mismo y lo mismo. Además yo veo muy bien a los cristianos…
Pregunta ¿Por qué no te haces cristiano? Respuesta (aclaro, el rostro le cambió como si estuviera viendo horrorizado a un fantasma) ¡no, no!!! ¡un musulmán nace musulmán y muere musulmán!!.

Yo traté, primero de comprenderle, tarea ardua, y luego de explicarle que no habría ningún problema que mucha gente se cambia de una religión a otra sin problemas... que Dios es amor... La respuesta siempre fue la misma: ¡no, no!!! ¡Un musulmán nace musulmán y muere musulmán!!.

Al final cada uno siguió su camino, él continuó trayendo la fruta y hablábamos de la vida y del amor, firmaba el pedido y adiós muy buenas.

Una escena llamó la atención de mi memoria, me conduje a la otra escena de hacía unos años, y mi mente abordó el tema de la libertad, de la verdadera libertad y a dar gracias a Dios primero por mi libertad y segundo por mi religión. Una nace cristiana y por gracia de Dios muere cristiana nunca por imposición, por temor, sino por amor y adhesión. Libertad comprendida como dependencia de Dios que en resumen es la disposición permanente a obedecer a Dios y a buscar su Voluntad.




Paseaba por Hyde Park… nunca dejas de asombrarte, siempre aprendes … dialogamos, preguntamos, respondemos ...
Roma...libertad, persona, religión...

Y Dios miraba…

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