Tuesday, August 08, 2006

LA PRESENCIA DE DIOS



Caminaba con una amiga, iba de camino al colegio. Tarde primaveral, siempre celebrábamos a la fundadora de la congregación por mayo. Mi clase iba a representar algo relacionado con payasos, todas las niñas íbamos disfrazadas de payasos. La que me maquilló lo debió hacer tan bien, tan bien, que no se me reconocía.

¿9 o 10 años? no recuerdo bien, pero no tenía más. De camino, por la avenida de la Reconquista - mi ruta diaria de casa al cole, del cole a casa, la gente me paraba, me preguntaba ¿quien eres? yo seguía la broma, cambiando la voz, disimulando y no me tenía que esforzar gran cosa, efectivamente nadie me reconocía, nadie sabía quien era. De repente empecé a pensar, nadie me reconoce, nadie sabe quien soy ¡pero!! sentí algo indescriptible que se convirtió en convicción para el resto de mi vida, nadie excepto Dios, que siempre me ve, me reconoce, ante Quien no puedo ocultarme ni ocultarle nada.

Ahí quedó mi primera experiencia de Dios, de sentir su Presencia, de darme cuenta de que El siempre me mira. No sentí ni miedo ni nada, simplemente un pensamiento que con los años se ha ido reforzando. Muchas veces, cuando miras hacia dentro, sobretodo en ese recóndito lugar que es mi conciencia me ha seguido persiguiendo este pensamiento, esta convicción y seguridad. Qué libre me hace, te quedas medio desarmado. Infunde valor, confianza y serenidad. Sobretodo en las contrariedades de la vida, en esos momentos en los que tu quieres decir algo y tomar una actitud hacia algo y alguna persona entiende lo contrario. En las relaciones humanas entran en juego todo tipo de cosas, objetivas y subjetivas, carácter, temperamento, impresiones, depresiones, interpretaciones, autosuficiencias, bondades. En definitiva, una sóla cosa es cierta, nos demos cuenta de ello o no, siempre estamos en presencia de Dios.

Caminaba con una amiga... iba de camino al colegio... me disfrazé de payaso...nadie me conocía....
Y Dios miraba...

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